miércoles, 26 de junio de 2013

Pollo al horno con patatas y limón

pollo al horno

Hay que ver las ganas que le tenía yo a este pollo al horno…

Esta es una de las recetas que forman parte de mi historia. De mi historia con mis abuelos. Mi abuela hacía el mejor pollo al horno del mundo y la última vez que lo comí tenía muy pocos años. Ha pasado un siglo y aún recuerdo que su pollo al horno me hacía la niña más feliz del mundo.

Los viernes mis padres solían dejarme, a mí y a mi hermano, con mis abuelos por parte de madre. Mi abuela cocinaba super bien pero tengo que reconocer que no me acuerdo de muchos de sus platos, quizás porque nos hacía el pollo al horno todos los viernes?? :P No creo… La verdad es que se me ha quedado grabado en el alma. Me acuerdo perfectamente de la imagen de mi abuelo (porque era él quien lo sacaba del horno) que sacaba este peazo de milagro de la naturaleza del horno, blanco y de butano, y a mí se me hacía la boca agua solo de pensar lo que me esperaba :)

De mi abuela recuerdo este pollo al horno, las gachas y una tarta de azúcar moreno que quizás un día consiga replicar :)

La receta no es exactamente la que hacía ella, he mirado por aquí y por allá y he cogido las ideas que más me han gustado, como la “inyección” de agua, brandy y sal o los kilos de mantequilla derretida para que salga una piel crujiente y dorada.

No sé por qué mi carnicero me miró muy mal cuando le dije que quería hacer el pollo entero al horno, se ve que ya no estamos acostumbrados a que la gente quiera cocinar durante horas y horas. La verdad es que necesita mucho tiempo de horno pero bueno, mientras haces esto y aquello, de vez en cuando vas a ver el pollo, lo riegas un poquillo, le pones mantequilla… vaya, que en realidad se hace solo.

El mío era una bestia de unos 4 kg y lo he tenido en el horno unas 2 horas y media pero lo mejor para saber si el bicho está en su punto es medir la temperatura interna (de la parte de la carne más lejana a la piel) con un termómetro o una sonda. Cuando la carne alcance los 85 °C, nuestro pollito estará listo para servir.

Ha salido super rico, jugosito por dentro y crujiente por fuera, con su toque de limón que a mí personalmente me encanta!

Ingredientes para un pollo de unos 3,5-4 kg:
1 pollo (a poder ser de campo o de corral)
Brandy
Sal fina y sal gruesa
Mantequilla
Aceite de oliva
2-3 cebolletas
Romero fresco
3 limones
1 jeringa con aguja

Preparación:
1 En primer lugar, preparamos el pollo. Eliminamos los restos de plumas que hayan podido quedar, lo lavamos, lo secamos y le atamos las patitas con hilo de cocina para que no pierda la forma durante la cocción.

2 Preparamos una solución con 100 ml de agua, 100 ml de brandy y 3 cucharaditas de sal fina. Removemos bien hasta que la sal se haya disuelto y, con la ayuda de la jeringa, inyectamos la solución en la carne del pollo, teniendo cuidado de no agujerear demasiado la piel, si no se puede romper durante la coción.

3 Ponemos el pollo en la banjeda donde lo vayamos a cocinar, salpimentamos por fuera e introducimos en la cavidad las cebolletas, dos o tres ramas de romero y un limón cortado por la mitad.

4 Pintamos toda la superficie con mantequilla derretida y lo metemos en el horno caliente a 180 °C. Contamos 30 minutos.

5 Mientras tanto, pelamos y cortamos las patatas en gajos. Las ponemos en un cuenco, añadimos sal gorda, pimienta y aceite de oliva. Removemos bien las patatas masajeándolas con las manos. Cortamos también los limones en gajos o por la mitad.

6 Pasada la media hora, sacamos el pollo del horno y lo volvemos a pincelar con mantequilla derretida. Añadimos las patatas, los limones y lo regamos con un poco de brandy (si el sabor del limón os gusta, podéis pasar medio limón por la superficie del pollo).

7 Volver a meter el pollo en el horno y seguir la cocción durante otra hora y media, regándolo de vez en cuando con el mismo jugo que va soltando y pincelándolo con mantequilla derretida.

Nota: el tiempo de cocción del pollo variará según el tamaño de éste. Para saber si el pollo está en su punto hay que medir, con una sonda o un termómetro de carne, la temperatura de la carne en su parte más interna. Cuando llegue a los 85 °C, el pollo estará listo.
Otra forma de saber si está listo es pinchar la carne (la zona de la pechuga es la que tarda más en cocer), si el jugo que sale es claro, no rosado, la carne está bien cocida.

Descárgate la receta en PDF:
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